Sostuvo mi mano y con delicadeza me solté. "No me gusta sostener manos" susurré. "No te gusta que te toquen, en general"

Sostuvo mi mano y con delicadeza me solté.
"No me gusta sostener manos" susurré.
"No te gusta que te toquen, en general"

Sostuvo mi mano y con delicadeza me solté.

“No me gusta sostener manos” susurré.

“No te gusta que te toquen, en general” me afirmó. Y sin un gramo de contemplación, volvió a sostener mi mano.

No, no me aparté esta vez. No podía creer que haya prestado la suficiente atención como para notar eso de mí.

Share: